viernes, 13 de julio de 2007

Asociación de hombres por el Género

¿Qué es el mujerismo? Lo podríamos definir como una actitud gregaria de defensa de la mujer por serlo, sin más, aunque no sea discriminada. Es una defensa corporativa de las mujeres entre ellas por el hecho de serlo, en parte justificada por el machismo, pero que obstaculiza el avance de la igualdad. El mujerismo es lo opuesto al feminismo. El primero se reafirma en los roles sociales de los géneros masculino y femenino. El feminismo reconoce lo limitador del género y plantea su superación. El mujerismo sería el equivalente femenino al machismo, es decir, la ideología que sustenta la discriminación sexual.
En el machismo observamos una actitud gregaria de “masculinidad” basada en el fútbol (la fuerza física) y la hipersexualidad. Estos factores del machismo impiden a los hombres tener acceso a facetas supuestamente “femeninas”: la sensibilidad, la debilidad, los sentimientos, la paternidad, la estética... O por lo menos les obliga a ocultarlas.
El gregarismo masculino frente a un caso de acoso sexual siempre reacciona acusando a la mujer de provocadora, de esconder bajo su aparente inocencia una voluntad que “pervierte” a los hombres, que presa de sus pasiones sexuales (que se ve que no saben controlar ni racionalizar), no tienen mas remedio que seguir siendo cazadores sexuales y arrinconar a su presa. He podido que asistir a conversaciones masculinas (de hombres machistas) donde el acoso sexual era solucionado con un sencillo: “es un pendón”.
El mujerismo hace lo mismo: reafirma la “feminidad” en su versión más tradicional contra la masculinidad, con lo que no permite a las mujeres ser independientes, librarse de la obligatoriedad de ser madre, de casarse... El mujerismo encierra a la mujer en un cliché, la encorseta. Muchas mujeristas desprecian a las féminas promiscuas, y en temas como el acoso sexual (mientras no les pase a ellas) piensan de manera muy similar a la del machismo: en el fondo ellas se lo han buscado por ir provocando.
Vive de los tópicos respecto a los hombres: todos buscan lo mismo, carecen de sensibilidad, y nunca entenderán en las mujeres... Es como una especie de grupo de amigas de autoapoyo que se reúnen para hablar del corazón (como no), para criticar a los hombres, de las telenovelas, de los hijos que quieren tener, y de los modelitos que se han comprado o de las bodas de los últimos príncipes o famosos para comentar lo bonito de la ceremonia... Nada más lejos del feminismo.
Este ismo se autopresenta como feminista cuando nunca pretendió cuestionar la construcción del género, que asumen acríticamente. Difunde el odio o el resentimiento hacia todo lo masculino como reafirmación de la identidad femenina, y un concepto estrecho de feminidad. Una mujer tiene que ser coqueta, arreglarse, llevar falda y evitar cualquier similitud con comportamientos masculinos: sea manera de moverse, hablar de fútbol o ser hipersexual, no querer casarse o tener hijos.
La mujer que no cumple esto, es para el mujerismo la antimujer. Toda mujer que no se corresponde con estos cánones es despreciada por no serlo: ahí están las deportistas, las “marimachos”, las lesbianas (el mujerismo es eminentemente heterosexual), las culturistas, las promiscuas, las prostitutas, las que no se quieren casar o tener hijos... despreciadas por ser como ellos. El machismo hace lo mismo. Y cualquiera de estas dos ideologías crea un conflicto irresoluble: los hombres y las mujeres nunca se entenderán.
En mi vida he asistido a conversaciones donde mujeres arremetían duramente contra otras por no pintarse: “Como quieres que un hombre se fije en ti, sino te pintas ni arreglas”. O que critican la “poca feminidad” de tal o cual compañera, o su afición a hablar del sexo. Frases “como pareces un hombre”, son más habituales de lo que se podría esperar. O frases como: “a las mujeres nos gusta mucho comprar y gastarnos dinero en ropa”, o “somos más rebuscadas” dicho por mujeres. Se relaciona “feminidad” (esto es la esencia de ser mujer) con maternidad o incluso al matrimonio. Como indica Lucia Etxebarria en su libro Eva futura: ”Una mujer no debe de vivir a través de sus hijos, sino asumir que cuando los pare sólo funciona como vehículo: hace llegar a este mundo una vida independiente y autónoma, que puede y debe funcionar por sí misma, por mucho que requiera amor, apoyo y la atención de su madre”, y padre añado yo.
Incluso he llegado a oir frases del tipo “las mujeres tenemos más mala leche, somos mas rebuscadas y vengativas”. Frases que sorprenden por lo tópicas que son. Y sobretodo por establecer una generalización tan bestia y sobretodo que esté hecha des las propias mujeres. No realizan la mas mínima autocrítica a la construcción social del género femenino, y omiten que muchas mujeres no se corresponden con el tópico, al igual que no a todos los hombres les gusta el fútbol, ni son unos insensibles.
El tema de la mujer promiscua es un tema aparte. La ninfómana ha sido odiada por moralistas, por mujeristas y por machistas. Pero los machistas tenían una doble moral: soñaban con una amante ninfómana que satisficiera sus deseos y fantasías y con una esposa asexual que le cuidara como hizo su madre. Lo preocupante del mujerismo es que asume todo este machismo y repudio a las promiscuas. Muchas veces las infidelidades se plantean como una competencia entre mujeres.
El mujerismo también significa la creación de redes exclusivamente femeninas para hacer cosas de mujeres: hablar de pañales, trajes de boda, telenovelas, criticar a los hombres... Cosa que reivindican como sólo de mujeres. El mujerismo está representado por grupos de amigas y por las mal llamadas “revistas femeninas” y del corazón: guías de machismo y mujerismo que reafirman la opresión de género. Algunas pueden llegar a odiar a los hombres... La frase “todos los hombres son iguales” muestra la estrechez de miras de quien la pronuncia.
Mujerismo se opone a feminismo.
Una feminista cree en la libertad de opción: tiene en cuenta el lesbianismo, admite las familias monoparentales, las mujeres solteras, las promiscuas, las que no se maquillan, las que no se pasan el dia comprando vestiditos... Una feminista se libera de los tópicos de ser mujer, y no hará ni caso a los centenares de revistas “femeninas”, mujeristas, y optará por el activismo, la critica al machismo, y una mayor conciencia de si misma las limitaciones de género y la liberación que necesitan las mujeres... Una feminista reivindica su sexualidad y el placer sexual.
Una feminista planteará que quiere ser libre y tener una profesión, y por ello pedirá lo que indica Vicenç Navarro en su libro Bienestar insuficiente, democracia incompleta :”¿Quién cubre estas insuficiencias tan notables del Estado del bienestar catalán? La respuesta es clara: la familia cubre estos déficits. Ahora bien, cuando decimos familia, queremos decir en realidad la mujer, que es la que tiene mayor responsabilidad dentro de la familia en lo que respecta al cuidado de los niños y ancianos(...)Las mujeres de 30-50 años de edad son las personas con más enfermedades de estrés de la sociedad catalana (...) Detrás de estas cifras hay gran sacrificio, desazón y agobio, síntomas de una gran sobrecarga familiar (...) Varias sociedades europeas (como las sociedades escandinavas, de tradición socialdemócrata) proveen servicios de ayuda a la familia como un derecho de la ciudadanía, lo cual implica que una mujer trabajadora tiene derecho a enviar a sus niños de 0 a 3 años a escuelas de infancia de 8.30 de la mañana a 6 de la tarde, y de tener hasta un total de cinco visitas de servicios domiciliarios al dia para cuidar a miembros de la familia discapacitados”, todo ello financiado públicamente. Estos es uno de los temas que deberían preocupar a la mujer trabajadora, para poder ser realmente independiente. Esto y la corresponsabilidad en el hogar y con los hijos.
La luchan por la igualdad de géneros, no es una lucha entre hombres y mujeres, como así plantea desde los medios, desde el machismo y desde el mujerismo. Es una lucha entre ideologías, entre concepciones del mundo: la igualitaria y la discriminatoria; la que critica las limitaciones de género y las que no. No oprimen los hombres, oprimen los (y las) machistas. El problema también es de concepto de confusión, y de difícil determinación del objeto de análisis. Sí, el problema es el machismo, pero el machismo prima al hombre en el poder, por lo tanto los que lo ejercen serán básicamente hombres (machistas) y no las mujeres (aunque sean machistas). Precisamente porque el machismo da el poder a los hombres, porque el machismo es la dominación de las mujeres por parte de los hombres. Esto genera una confusión y extrañas cargas de conciencia por no acabar de identificar y clarificar los conceptos del sexismo. Por eso hacen falta hombres por la igualdad, que replanteen su masculinidad se liberen de las limitaciones de género, y estén contra la discriminación. Porque la igualdad de género es cosa de hombres y mujeres.

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